La decimocuarta letra-fuerza es el Noun. Si el Mem representa la semilla de las construcciones materiales, el Noun representará el período en que estas semillas germinan en la tierra, dando lugar a la implantación y fortalecimiento de lo material.
Si en el Mem el ser disponía de los materiales para edificar todas las moradas, en el Noun las edificaciones ya habrán sido realizadas y el ser habrá elegido su propio recinto, viviendo en él su plena individualidad. Ahora se encuentra totalmente separado de la vida cósmica, a la máxima distancia posible de la unidad divina...
El Noun representa la mitad del camino; representa el punto máximo en que el individuo puede separarse del Aleph primordial, ya que a partir de ese punto se producirá el retorno hacia la unidad.
En el ciclo zodiacal, el Noun corresponde al signo de Tauro, del que recoge el privilegio de la plenitud física, de la belleza material, heredando de Tauro el deseo de que las cosas permanezcan tal como son, eternamente con su inalterable belleza, el bienestar que aportan, la dicha que producen al contemplarlas.
En el ciclo sefirótico, el Noun corresponde a Gueburah, del cual hereda la energía reproductora que aporta la fertilidad. En Gueburah coinciden las fuerzas que separan, (ese Séfira fue quien separó al hombre del Paraíso terrenal), y las fuerzas que unen, mediante la purificación. En el Noun actúan las que separan, creadoras de la individualidad.
En la tabla de letras hebraicas, vemos que el Noun se sitúa por debajo del He, letra que representa el amor universal, significando que ese amor se ha interiorizado en lo particular, en lo fraccionario, en lo individual y perecedero. Lo que en el He era amor de todo lo creado, en el Noun es amor de las propias posesiones; amor por lo que uno mismo ha generado, trabajado e instituido; amor por la propiedad privada, por su propio espacio físico (la persona), por el recinto en que se vive.
El Noun es un He, como el Beith, como el Vav, como el Yod, en su dependencia zodiacal, pero en ninguno de esos He se produce con tanta fuerza el deseo de no ir más allá, de permanecer en ese esplendoroso y apacible espacio material en el que todas las virtudes espirituales parecen confabularse para hacer que la estancia en el Noun sea como vivir el ciclo en la Tierra.
En el Tarot, el Noun está representado por la lámina nº 14, que lleva el nombre de la Templanza. En ella vemos a un ser alado con dos jarros, uno a nivel inferior en su mano derecha, que recoge los fluidos de otro que se derrama a nivel superior, empuñado por la mano izquierda, indicando así que la esencia espiritual pasa enteramente a los objetos materiales, a los que potencia y da una realidad fantástica.
Si la Templanza aparece en tu juego, interprétalo en el sentido de que un período de goces sin precedentes llega para ti. Cualquiera que sea tu situación en la vida, las cosas mejorarán rápidamente para ti y el objeto de tu consulta se realizará positivamente, «es cosa hecha», podríamos decir: o sea, triunfo rotundo de una empresa material, pero siendo éste el punto de máximo esplendor material, la carta indica también que algo ha llegado a la culminación de su desarrollo, de modo que después de esa fase ha de venir su declive.
Esa riqueza, ese bienestar, ese éxito no será jamás algo que sobreviene al individuo, del mismo modo que hubiera podido venirle todo lo contrario, sino que anuncia la llegada de una fase cíclica en la que sólo podía producirse ese estado de abundancia, dado que el individuo ha pasado ya por las tres fases anteriores (Fuego, Agua y Aire) y cosechado las experiencias inherentes a ellas. Cuando el Noun aparece en nuestras vidas, anuncia el reposo tras una dura jornada de labor.
Kabaleb