El Proceso de Kafka

Durante un desayuno estuvimos reflexionando con mi esposa sobre el miedo y cómo nos frena y nos pone en situaciones de ridículo, de baja autoestima, de impotencia.

A menudo alargamos estas situaciones diciendo: “no entiendo lo que me está pasando, no comprendo por qué me pasa a mí”, cuando en realidad se trataría de decir lo contrario. Si al universo le decimos que no comprendemos algo, él, con su paciencia y amor infinitos, nos dará una ración doble de aquella experiencia para que tengamos más tiempo para comprender. En cambio, si pasamos página, es más fácil que nos deje pasar y podamos seguir nuestro camino.

Mientras filosofábamos sobre estos temas me acordé del Proceso de Kafka, os hago un pequeño resumen.

Un individuo se encamina hacia una puerta que representa el objetivo de toda su vida. Se encuentra al llegar que hay un portero delante de ella. Entonces piensa que si el portero le dice que no le deja pasar, será una frustración demasiado grande y decide instalarse con su tienda de campaña delante de la puerta y hacerse amigo suyo para que le deje pasar. Así pasan los años hasta que se siente morir. Como se han hecho ya muy amigos, el hombre le confiesa al portero que su intención inicial fue hacerse amigo suyo para que le dejara pasar. El portero le contesta: mi única función aquí era esperar a que tú pasaras la puerta. Ahora que te vas, cerraré con llave y me iré.

Os invito a que paséis la puerta sin tener miedo a que el portero os impida el paso.

Tristán Llop, en busca del tesoro interior
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