El Apocalipsis

Estaba leyendo el capítulo 9 del Apocalipsis de San Juan (la interpretación esotérica del Apocalipsis de Kabaleb) y me llamó la atención el siguiente texto:

“No todos seremos Juan, pero nuestra ambición ha de consistir en querer serlo. En mayor o menor medida, debemos ser los profetas en esos tiempos apocalípticos que ya vivimos. Debemos anunciar a las gentes que se aproximan a nosotros los rigores de esta hora final y también, y sobre todo, la manera de evitarlos…
Por radio, periódico, tele, de boca a oído, debemos revelar a las gentes el contenido de este libro abierto que es la vida, antes de que aparezca en cada uno de ellos el ángel anunciador de que se ha terminado el tiempo.

Con las reglas de Binah interiorizadas estaremos en condiciones de decirles a nuestros semejantes, en cada momento, por dónde deben ir, induciéndolos a que aprendan esas leyes y estén en condiciones de dirigir su propia vida”.

Es curioso porque, como siempre, he encontrado en los libros de mi padre la respuesta a mis preguntas. Si interpretamos un poco el texto anterior, podemos deducir que estamos en un periodo de cambios y lo que se trata es ponernos las pilas cuanto antes para adaptarnos a las nuevas realidades que nos circundan.

Juan es ese estado de evolución que nos lleva a plantearnos preguntas y a buscar las respuestas. Por eso debemos aspirar a ser Juan y una vez estamos en el camino, transmitir a los demás nuestros avances. Debemos hacerlo sin dogmatismos, sin orgullo, con el sentimiento de estar realizando un servicio público y sin querer obligar a nuestros interlocutores a que adopten nuestras creencias.

Debemos tratar de comportarnos de acuerdo con los dictámenes de nuestra conciencia, porque lo que provoca la mayoría de las crisis personales (también las colectivas), es ir en contra de nuestro sentir profundo. La diferencia con épocas anteriores, es que ese sentir cada vez aflora más y cada vez genera más insatisfacciones.

En lo que se refiere a mi camino personal (que comparto con vosotros siguiendo el consejo de Juan), quienes más me ayudan a concretar mi camino y a encontrar las respuestas que busco, son los 72 ángeles de la cábala, que día a día se muestran más concretos y más diligentes en el cumplimiento de mis deseos (siempre que éstos sean acordes con mi destino).

Os animo pues a entrar en contacto con los ángeles, a trabajar con ellos, a hacerles peticiones concretas y tangibles y a comunicar después los resultados a los que os rodean.

Que los ángeles os iluminen
Tristán Llop (Talismanes y Amuletos para una nueva era)
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Peregrinos

El pasado 8 de agosto llegó a las pantallas españolas una película francesa que en nuestro país se ha titulado “Peregrinos”, aunque en Francia –donde se estrenó en el 2005- se la llamó “Saint-Jacques… La Mecque”. Es decir: “Santiago… La Meca”.

El argumento de la película podría resumirse diciendo que una madre, cuyos tres hijos están enemistados y no se hablan, establece en su testamento al morir, que éstos deben realizar juntos y a pie el Camino de Santiago, desde la localidad francesa de Le Puy, si quieren cobrar la suculenta herencia que les ha dejado... En caso contrario, esta herencia irá a parar a una institución benéfica.
Con todo el dolor de su corazón, los tres hermanos, una mujer y dos hombres, inician la peregrinación a Santiago, junto con otras seis personas, para poder cobrar la herencia. Lo que seguramente no entraba en sus planes, es la transformación que experimentan durante los dos meses que dura la experiencia.

Viendo la película, que se desarrolla en clave de comedia, tuve la certeza de que tanto la directora como el guionista habían hecho el Camino de Santiago. Así se comprende cómo logran que el espectador-peregrino se identifique totalmente con algunas de las escenas que ven en la pantalla, provocándole la sonrisa, cuando no abiertamente la carcajada.

No desvelaré más aspectos de la película para no fastidiarle a nadie el argumento, si es que tiene pensado verla. Lo que me interesa resaltar en este comentario es que la historia muestra, de forma desenfadada, el aspecto más importante del Camino de Santiago: la transformación.
Ya lo he dicho otras muchas veces: la Ruta de las Estrellas es un camino de transformación interior, y si esa transformación no se produce, no estamos recorriendo el auténtico Camino.
Puede que hayamos hecho muchos amigos, que lo hayamos pasado fenomenal, que hayamos visto espléndidos paisajes, que hayamos realizado turismo barato o una extraordinaria ruta cultural y gastronómica. ¡Y eso está muy bien! Pero si no se ha producido una transformación interior, de poco nos habrá servido.

Los alquimistas de la Edad Media llamaban al proceso de transmutación de los metales viles en el oro filosofal “Camino de Santiago”. Ellos no recorrían físicamente la ruta, pero le aplicaban su nombre a ese camino de transformación interna, que era lo que realmente significaba la alquimia.
En un libro que he leído últimamente de Leonardo Boff, titulado “Espiritualidad”, reseña una conversación que tuvo con el Dalai Lama. El impulsor de la Teología de la Liberación le pregunta al líder espiritual tibetano: “Santidad, ¿cuál es la mejor religión?”
Y el Dalai Lama, sonriendo, le contestó: “La mejor religión es la que te hace mejor” .

Emulando a Boff, yo preguntaría: ¿Cuál es el mejor Camino?
Y como respuesta aplicaría la del Dalai Lama.
El mejor Camino es el que te hace mejor. El que te transforma interiormente.

Desde la primavera de 2000, cuando caminé por primera vez por la Ruta Jacobea, he vuelto todos los años al Camino de Santiago para revivir y continuar con ese proceso de transformación interior. Ya no lo haré más. Tras la reciente experiencia por la Ruta de las Estrellas, el Camino me ha dado su última lección: que no hace falta que recorra ningún sendero externo, porque el Camino discurre ahora por mi interior. Allí donde yo esté, allí se encuentra mi Camino.
Sirva pues este comentario de despedida, pues creo que ya he dicho todo lo que tenía que decir sobre mis vivencias en la Ruta de las Estrellas.

Muchas gracias a todos los que os habéis acercado al Camino de Santiago a través de mis palabras y… ¡Buen Camino, peregrinos!

Rosa Villada (Talismanes y Amuletos para una nueva Era)
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