Una nueva oportunidad para el cambio

Se nos presenta estos días una nueva oportunidad para modificar nuestra realidad, para crucificar las tendencias molestas y resucitar las más profundas y espirituales. Se abren nuevas puertas dimensionales en la Semana Santa.

Estos días, cuando el Sol acaba su tránsito por el signo de Aries, estamos viviendo el final del periodo de la cuaresma, que se termina cuando Cristo, nuestro Cristo interno resucita...

Se nos dice en este periodo que debemos dejar de comer carne y la razón es que ésta contiene las emociones del animal y ahora, más que nunca, conviene separar el espíritu de las pasiones. La comida tiene una influencia directa sobre nuestra forma de comportanos. Cuanto más ligero comamos, más libertad para controlar nuestros procesos internos.

Dicen los evangelios que éste es el periodo en el que “la cortina del templo se rasgó, la tierra tembló y se hendieron las rocas, se abrieron los monumentos y muchos cuerpos de santos que dormían resucitaron”. Estos son los efectos naturales que tienen lugar cuando un universo más ancho, el que representa el amor universal, la comprensión de la dinámica crística, el avance hacia la Luz, penetra en otro más estrecho, el del rigor, las penalidades y el sufrimiento.

Se nos presenta pues una nueva oportunidad para cambiar nuestra vida, para dejar atrás los patrones de sufrimiento y encaminarnos hacia la felicidad, para creernos merecedores de todos los bienes.

Si la cortina del templo se rasgó, significa que sus misterios se abrirán ante nuestra conciencia y se nos revelará una nueva verdad. Esa revelación hará que nuestra tierra humana tiemble, aquello que antes era firme e inamovible para nosotros dejará de serlo, nuestras certidumbres y razonamientos cambiarán. Los santos resucitarán, lo cual significa que lo más elevado que hay en nosotros cobrará vida de nuevo y tendremos la oportunidad de palparlo, de vivirlo.

Esa conmoción en la tierra al entrar el espíritu crístico se renueva cada año en estas fechas. Entonces el santo sale de su tumba y aparecen claramente ante nosotros los cambios que debemos realizar para re-ordenar nuestra vida y empezar a comportarnos de una forma diferente, más humana y fraternal.

Lo más triste que puede sucederle a un buscador de la luz, es que en esa semana, que la tradición ha llamado Santa, nada le suceda, que la cortina siga entera, que sigamos adorando los mismos monumentos y que lo santo siga durmiendo en su tumba.

la Semana Santa debe representar la caída de lo antiguo y la emergencia radiante del mundo nuevo. Busquemos la manera de modificar algo de nuestra realidad.

Tristán Llop, la búsqueda del tesoro interior
http://elarboldorado.com/productos/shungit-la-piedra-inteligente/