Perdonar y preguntar al alma

Voy a compartir con vosotros una meditación que he realizado para una consulta que he hecho a una persona que está pasando por un proceso de depresión o como a mí me gusta decir, de reconexión con su plan profundo.

Mi experiencia en el trato con los demás me ha llevado a definir 4 pasos en el proceso de la depresión. En el primero, la persona se da cuenta de que las cosas van mal, que le cuesta seguir adelante, que todo se le hace una montaña, que cumplir con sus obligaciones es como subir el Everest. Este proceso tiende a acabar en una baja laboral (si se trabaja) o en una desconexión de las obligaciones...

Empieza entonces la fase 2. En ella la persona se siente culpable por estar deprimida, por haber caído, por ser menos fuerte que el resto del mundo (esa es su visión). La culpabilización suele llevar al autocastigo y uno busca la manera de fustigarse. Esta fase termina cuando la persona toma conciencia que está inmersa en una búsqueda de sus raíces profundas, que tiene que realizar un cambio y que la parada obligatoria que le ha impuesto la vida es necesaria para realizar el mantenimiento de su vehículo. Entonces deja de preocuparse por lo que pensarán los demás, por el hecho de rendir más o menos y se centra en su propia película.

Se iniciará en ese momento la fase 3. En ella tendrá que encontrarse consigo misma, deberá reconectarse con su alma, tendrá que preguntarle cuál es el camino a seguir, esforzarse por escuchar su voz. Aquí es donde entra en liza la meditación. La realización de meditaciones diarias, el rezo a sus ángeles tutelares y la relajación total (dejar dormir la mente) serán métodos eficientes de reconexión.

La cuarta fase empezará cuando la persona sienta ese clic que le indica que la reconexión ha tenido lugar. Será el momento en que vuelva a sentirse bien consigo y con el resto del mundo. La cuarta fase le llevará a la reconexión con la realidad. En cábala diríamos que se ha ejecutado el Yod-He-Vav-He.

A continuación escribo la meditación que puede ayudar a pasar la fase 2 y encarar la 3.

Reconexión

Realiza tres respiraciones lentas y profundas, entrando el aire por la nariz (imaginando que te llenas de buena energía del universo) y exhalando por la boca (imaginando que expulsas todas las miasmas de tu cuerpo físico, emotivo y mental), llenando primero de aire tu abdomen y luego el tórax.

Después de la última respiración profunda, le das la orden a tu mente de rebajar la actividad eléctrica de sus ondas a 4 ciclos por segundo, de esta forma entrarás en un estado de profunda relajación... Imagina que tu cuerpo está totalmente relajado y que te sientes libre…, libre como un águila imperial.

En ese estado de libertad abandonas tu cuerpo y sales volando hacia el monte Sinaí (en Egipto). Subes hasta arriba del monte y te encuentras con el Templo del Rey Salomón, donde moran los 72 ángeles de la cábala. Al llegar se abren sus dos majestuosas puertas y te recibe un guía vestido con una túnica dorada.

El guía te da un gran abrazo y hace que todas tus vestimentas caigan al suelo y con ellas tus miedos, tus inseguridades, tus patrones, tus barreras. Te entrega entonces una preciosa túnica llena de estrellas doradas y te la pones. Te acompaña entonces a una estancia y en la puerta puedes leer: sala del perdón.

Entras en la sala del perdón y se cierra la puerta tras de ti. Empiezan a salir de ti todas las tendencias que necesitan que las perdones, familiares, amigos, miedos, represiones, atascos, inseguridades. Una a una te miran con ternura y te dicen (tu nombre, por ejemplo Laura) Laura, perdóname y en cuanto la perdonas, esa tendencia se transforma en un hilo de luz que se incorpora a tu corazón, brindándote una sensación agradable de calor. Así cada una de ellas desaparece hasta que sólo queda una frente a ti. Es tu otro yo. Te mira con infinito amor y te dice: Laura, perdóname; Laura, perdóname; Laura perdóname. Te fundes entonces en un amoroso abrazo que te hace sentir que todos los atascos se han despejado, que eres libre. Aparece entonces ante ti el ángel 35, Chavakiah y le pides que grabe el perdón que acabas de vivir en tu código genético para que a partir de ahora seas capaz de perdonarte cada vez que sea necesario. Así lo hace. Le das las gracias y te despides de él.

Abres la puerta de la sala y te está esperando el guía para acompañarte a otra dependencia con un cartel que reza: preguntas al alma. Entras en ella y te sientas en un cómodo sillón. Te ponen unos cascos en las orejas y un micrófono delante de la boca y ves como su cable de luz se va hacia tu interior y se conecta con tu ser interno. Oyes una voz que dice ¿Qué quieres saber? Empiezas entonces a formularle preguntas y cuando hayas terminado le preguntas: ¿estoy preparada/o para la misión que me encomiendas? (si puedes escribe las respuestas en un papel).

Después de esta última respuesta los cascos y el micrófono desaparecen. Aparece entonces el ángel 45 Sealiah con un disco solar en la mano con el título: programa de reconexión. Te pregunta si quieres que te lo implante para poder reconectarte siempre que quieras. Si le contestas que sí, lo situará en el corazón y cada vez que quieras reconectar deberás relajarte y ponerte la mano en el corazón, como si le dieras a un interruptor. Le das las gracias y te despides de él.

Abres la puerta y te recoge de nuevo el guía y te lleva a la sala de reuniones donde te esperan los 72 ángeles de la cábala vestidos con unas hermosas túnicas. Te sitúan en medio de la sala y allí te explican que están todos a tu disposición y que sólo tienes que llamarlos para que acudan. Entonces todos se conectan a ti a través de un rayo de luz y sientes la unión con el universo, sientes la unidad, sientes la luz. Todos retiran sus rayos y te explican que ese es el estado al que llegarán todos los seres humanos cuando hayan finalizado sus trabajos de conexiones.

Te sientes bien, te sientes feliz, sientes que la luz está en ti. El guía te acompaña entonces hasta la puerta, te da un gran abrazo y te despide. Dejas la túnica y te vistes con tu ropa. Vuelves hacia tu cuerpo. Respiras profundamente 3 veces y abres los ojos. Eres feliz.

Espero vuestros comentarios y experiencias.

Tristán Llop La búsqueda del tesoro interior
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Reconexión 2

Son numerosas las personas que sienten que una parte de su vida está como vacía, como si a su guiso le faltara la sal. Buscan entonces la manera de rellenar ese vacío existencial y la mejor forma de hacerlo es reconectando con su alma, con esa luz interior que intenta guiarnos hacia el camino correcto, es decir, el que cada uno (de forma individual) debe seguir para realizar su programa de vida.

Como el universo siempre nos sirve el tipo de comida que necesitamos, resultará fácil en estos momentos de tanto cambio y tan gran movimiento de energía, encontrar un sistema que nos ayude a reconectar. El problema que se plantea es que a menudo nos olvidamos que para iniciar un nuevo régimen es preciso preparar nuestro cuerpo a los alimentos que vamos a ingerir. Recuerdo que en mis viajes a África lo primero que les he dicho a mis anfitriones es que evitaran poner especies en mis comidas, porque sabía que mi cuerpo estaba poco preparado para asimilarlas.

Así pues, antes de haceros una reconexión, mi sugerencia es que realicéis una meditación para preguntar a vuestro cuerpo (físico, emotivo y mental) si está preparado para el cambio que os estáis planteando realizar.

Tristán Llop, la búsqueda del tesoro interior
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