La duodécima letra-fuerza es el Lamed. En el estadio Khaf hemos visto cómo se exterioriza el pensamiento con el objetivo de cambiar el orden de las cosas. Pero al final de esa experiencia el ser se dará cuenta de que no es dando consejos a los demás que conseguirá cambiar lo que pretende cambiar, sino que será preciso poner las manos en la masa y materializar sus ideas con su propio esfuerzo.
El Lamed representa esa etapa de transición entre la teoría y la práctica. Sus funciones son parecidas a las del Daleth (4) y el Heith (8), pero referidas a la transición entre el ciclo de Aire que termina y el ciclo de Tierra que empieza...
En la tabla de letras vemos que el Lamed se sitúa debajo del Ghimel, primera letra que realiza funciones Vav, propias de Binah. El Lamed se encontrará igualmente bajo la jurisdicción de Binah en este nuevo ciclo de creaciones y será el segundo He del Ghimel, o sea, el resultado práctico de la acción divina expresada a través del Ghimel.
Este resultado práctico ha de impulsar al ser a realizar una obra concreta en la tierra, como Dios la realiza en el cielo. En el ciclo zodiacal, el Lamed corresponde a la transición entre Géminis y Capricornio, primer signo cardinal de Tierra.
En el Tarot, el Lamed está representado por la lámina nº 12, que lleva el nombre de: el Colgado. En ella aparece un hombre colgado por el pie de la rama de un árbol, boca abajo, con la cabeza tocando la tierra. Los comentaristas del Tarot han visto a menudo en esta carta la idea de sacrificio, de castigo por secretos revelados. Pero lo que quiere expresar es mucho más sencillo: el hombre proyecta su talento (cabeza) hacia la tierra para cosechar experiencias de orden práctico: se distancia de las leyes del cielo para conocer las leyes de la Tierra, sacrifica su saber teórico para conquistar el saber real.
Si esta carta aparece en tu juego, interprétala como el comienzo de un ciclo de experiencias materiales. Dice el refrán que todos los comienzos son difíciles y por esto mismo esta carta será anunciadora de dificultades. No puede ser de otra forma, ya que el ser se orienta hacia un dominio que no conoce y que él cree conocer a la perfección, ya que posee, como hemos visto en la lámina anterior, un conocimiento teórico.
El Colgado describe, pues, la situación del ser que está tan seguro de sí mismo, ve tan claro lo que debe hacer, que no duda en poner todo su capital y su prestigio en una empresa material, que ha de darle forzosamente un mal resultado, puesto que en realidad no conoce de una manera práctica aquello que él cree conocer.
Significa, pues, el comienzo de la creación humana en el dominio de lo concreto y el individuo vivirá la aventura de Binah al crear nuestro universo material: tendrá que reducir su intención primera, sacrificar muchas de sus ideas y cargar con el karma de sus errores, ya que siendo un ser con grandes recursos intelectuales convencerá fácilmente a los demás para que pongan en la empresa un capital que acabarán perdiendo.
Ese estadio no supone aún la experiencia a fondo de lo material, sino su aproximación a lo práctico, con un pie en el aire, en el dominio de las ideas.
Kabaleb