La decimosexta letra-fuerza es el Ayn. Representa la transición entre el ciclo de la Tierra que ha finalizado con el Samekh y el nuevo gran ciclo que comienza con el elemento Fuego. Esta transición es la más dolorosa a que pueda verse sometido un ser humano. Hemos visto que el Daleth (4), el Heith (8) y el Lamed (12) representaban también una transición, pero se trataba en ellas del acceso a un mundo superior y el hombre abandonaba sin pena algo que ya no podía satisfacerle, con la esperanza puesta en algo mejor...
Aquí, con el Ayn, se trata de abandonarlo todo, porque el espíritu no puede heredar la materia. Lo que hace el Ayn es incorporar al gran cielo que empieza los valores morales y la quintaesencia de las experiencias vividas en el ciclo que termina.
En el cielo zodiacal, el Ayn corresponde a la transición entre Virgo y Aries. En el orden sefirótico, corresponde a Netzah en su segundo período de manifestación, que corresponde a la interiorización de la belleza, de modo que el Ayn recoge toda la esencia de un gran período experimental y toda la belleza de un centro de vida en el que repercuten las esencias de los Séfiras de arriba, solicitando su entrada en el mundo de formación, en el que todo adquiere una forma precisa y un contorno definido.
En la tabla alfabética, el Ayn se sitúa debajo de Zaín. Vimos que el símbolo del Zaín (7) es una flecha disparada a todos los blancos posibles. El Ayn representa el objetivo sublime de esa flecha, el punto en que debe dar la diana, orientando los deseos múltiples hacia la espiritualidad.
En el Tarot, el Ayn está representado por la lámina nº 16, que lleva el nombre de la Torre Fulminada. En ella vemos una torre decapitada por un rayo y dos personajes que se encontraban en la cima son precipitados al vacío. La escena expresa con bastante propiedad lo que hemos apuntado sobre el Ayn.
Si la Torre Fulminada aparece en tu juego, interprétala en el sentido de que tus objetivos materiales se verán abortados, fulminados por la intervención de una fuerza no prevista. Una empresa material ha llegado a su límite y, una de dos, o bien renunciarás a ella voluntariamente, desinteresándote y desligándote de todo compromiso, de toda propiedad, o bien las circunstancias te obligarán, dolorosamente, a esa renuncia.
Un período de experiencias llega a su ineluctable fin y debes saber comprenderlo y amoldarte a las exigencias de esa nueva etapa que se manifiesta con fuerza. Mira hacia la espiritualidad, haz examen de conciencia y despréndete de los valores nuevos que representa el Ayn. Bájate de la torre de tus posesiones materiales antes de que las circunstancias te obliguen a un dramático abandono.
Kabaleb