Los detalles, un camino hacia la felicidad

Vivimos en la era del estrés, en un mundo donde manda la prisa. Todo lo hacemos a la carrera y cada vez disponemos de menos tiempo para dedicar al cuidado de nuestro cuerpo físico, emotivo o mental.

Pero con este corre, corre lo único que conseguimos es ir más despacio en nuestro desarrollo evolutivo. Prueba de ello es que la OMS (organización Mundial de la Salud) advierte en uno de sus informes que, de seguir así, en el 2020 la depresión será la segunda causa de incapacidad en el mundo y la depresión es precisamente la enfermedad del cambio.
Para invertir esta tendencia es necesario frenar, ralentizar los procesos, usar la conciencia láser (ver artículo en la sección Actividades para Conectar con la Nueva Era) y fijarnos en los detalles.

Los detalles son la sal de la vida, nos ayudan a sentirnos vivos y cuando los tenemos hacia los demás, hacen que se sientan bien, ayudan a aumentar el nivel de autoestima, en definitiva, a alcanzar la felicidad.

Para probarlo os propongo un pequeño y sencillo ejercicio de detallismo:

1º escoger una persona a la vais a dirigir vuestros detalles.
2º Realizar una lista de 7 detalles que queráis realizar con ella.
3º Cada día, durante una semana, realizaréis uno de esos detalles.
4º Una vez realizado el ejercicio analizaréis los cambios que se han producido en vuestra relación con esa persona.

Para realizar el ejercicio anterior os sirve cualquier tipo de detalles, comprar un regalo (bombones, una vela, una tarjeta, un ramo de flores), escribir un poema o una carta bonita, hacer un dibujo, comprar entradas para el cine, el teatro, un musical, montar un juego en l que participe la persona. Se trata de usar la imaginación.

Terminaré este artículo con un caso real que tuvo lugar en una consulta.

A Alejandro le preocupaban sus relaciones con su mujer, que andaban algo deterioradas, y se preguntaba qué podía hacer para mejorarlas. Entró en mi consulta soltando humo por las orejas.

- Siento el retraso, pero me he encontrado con unos Testigos de Jehová que me han tenido un cuarto de hora soltándome un discurso sobre la importancia de los detalles en la vida de las personas. Si creían que iba a caer en sus redes, van finos, a mí las sectas...

Tras haber oído el relato de la historia que estaba viviendo con su mujer y teniendo en cuenta lo que acababa de ocurrirle, le preguntamos si recordaba cuál había sido la última vez en que le había regalado algo (léase flores, bombones, una salida al teatro o a un concierto, una palabra amable, una sonrisa sincera, un poema) a su pareja. Respondió que le faltaba tiempo para esos menesteres y que ya le daba el suficiente dinero como para que se comprara ella misma todo lo que necesitaba.

Entonces, sin entrar a juzgar su delicadeza, le sugerimos la posibilidad que aquellos personajes que se encontró por la calle y que provocaron su retraso, le estuvieran aportando una respuesta a su pregunta de cómo mejorar sus relaciones de pareja. Le insinuamos que quizá se trataba de empezar a tener más detalles con su compañera de ruta. Entonces quedó pensativo unos instantes y, dándose cuenta de la coincidencia, comentó su intención de comprarle aquel mismo día un ramo de flores a su mujer. Para él, éste fue el inicio de un cambio de estrategia a la vez que de una mayor valoración de su personalidad femenina, simbolizada por su esposa.

Con este ejemplo podemos percibir, una vez más, que el universo siempre responde a nuestras preguntas, aunque sea de la forma más insólita e inesperada. Un detalle nos acercará a la felicidad.


Tristán Llop
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