El árbol de la vida, Binah

Binah es el tercer Centro de el Árbol de la vida y tercero también del Mundo de Emanaciones, se encuentra en la columna del Rigor. En Kether aparecía un designio en forma de luz, en Hochmah se interiorizaba transformándose en amor y ahora ese amor inunda la esfera de Binah. El papel de Binah consiste en asimilar la luz-amor y lograr con ella la construcción de un mundo donde sea posible una existencia física. Para ello debe ceder parte de esta luz, procediendo a un auto oscurecimiento.

Binah ha sido llamada «La Gran Madre de Universo», ya que ha sido la gran matriz en la que se ha gestado; las madres, igual que este Séfira, tienen que ceder parte de su luz-energía para poder dar vida, -"dar a luz"- a un hijo. Binah (es decir, todas las entidades espirituales que trabajaban en este Centro) exteriorizó la Obra Divina, la exportó a niveles inferiores, y esta función exportadora ha sido llamada sacrificio, del mismo modo que cuando un país exporta a otro sus bienes, los sacrifica a su consumo personal con el fin de obtener divisas. Lo que Binah buscaba, evidentemente, no era oro material, sino oro espiritual: conocimiento.En resumen, las jerarquías creadoras disponían de un enorme potencial energético, de un gran chorro de luz, y decidieron crear un mundo de formas para poder experimentar con esta luz, obteniendo así una serie de informaciones, un conocimiento, acerca del resultado de su materialización. En el oscurecimiento aludido radica la mayor dificultad de la misión de Binah y este hecho nos ayuda a entender lo que sucedió posteriormente.

Las entidades angélicas que poblaban está Séfira se dividieron en dos bandos. Uno de ellos estuvo de acuerdo en llevar a cabo el plan ideado por Kether y aceptó el sacrificio, aceptó rebajar su nivel vibratorio. Pero el otro bando se negó a entregar su luz y la congeló en su interior. Por ello, la enseñanza cabalística atribuye a esta Séfira la regencia de la sal, la cual conserva las cualidades de cualquier alimento que esté bañado en ella, porque restringe y reprime. Pero Kether tenía que proseguir su Creación y no le quedó más remedio que lanzar los insumisos al «abismo»: son los Ángeles caídos de los que habla la Biblia, también llamados «Luciferianos».
Este punto contiene una lección importante, y es que cada vez que nos inhibimos, que pasamos de largo ante las necesidades de los demás, incurrimos en el mismo error que estos seres que egoístamente no quisieron participar en las labores de la Creación, y como ellos, podemos vernos relegados.

Sin embargo, es preciso ensalzar el trabajo de este Séfira: tan sólo el que conoce la luz que procede del Padre sabe del profundo dilema que le supuso a Binah tener que entregarla voluntariamente.

En Kether, la fuerza divina aparece como Fuego, en Hochmah como Agua y en Binah lo hace como Aire, aportándonos un conocimiento que, si no es transmitido, se convierte en algo inútil. Binah tiene como representante material, al planeta Saturno. En la mitología griega, la relación de Cronos-Saturno con Urano es la misma que en el Árbol Cabalístico: el primero es hijo del segundo. Saturno rige dos signos en el Zodíaco: Capricornio y Acuario. En el primero edifica la sociedad justa, inspirando al hombre para que realice obras justas respetando las reglas divinas. En Acuario, prepara los intelectos humanos para que sean capaces de entender las leyes universales y aplicarlas al medio social en que viven.

Saturno tiene fama de «coco» zodiacal, pero sólo debemos temerle si violamos las leyes cósmicas. Precisemos aquí, para evitar confusiones, que no existe una entidad exterior a nosotros que nos vaya a presionar o a castigar si no hacemos las cosas como debemos. En efecto, los planetas tal como los conocemos no son más que meros representantes, símbolos externos de unas fuerzas que se sitúan en nuestro interior y actúan al unísono con aquellas. Por lo tanto, cuando hablamos de las restricciones o limitaciones de Saturno, esto significa que la parte de nosotros mismos llamada Saturno se comportará de manera que la limitación o la restricción aparezca en nuestro panorama humano.

El tercer pilar para la construcción de nuestra personalidad, siguiendo el orden marcado en el Árbol de la Vida, establece el conjunto de normas y reglas que conforman nuestro Marco de Actuación.

El ser humano, para realizar cualquier obra, necesita un marco de actuación, un escenario en el que poder desplegar sus facultades y una serie de normas que den cobertura y credibilidad al espectáculo. Se impone la necesidad de averiguar cuál es el límite del crédito concedido para el desarrollo de nuestro proyecto. Además, es preciso darle unos parámetros que nos permitan situarlo en el tiempo y en el espacio.

En una sociedad expansiva como la nuestra, la palabra límite está infravalorada, aún cuando es portadora de seguridad. Resulta más esperanzador y pondremos una mayor dosis de entusiasmo en realizar una carrera de tres kilómetros que una prueba en la cual debamos llegar tan lejos como podamos. Un niño respetará más a un maestro que le marque los límites, que a un tutor que le permita ejercer su real gana.

El ser humano necesita encuadrar su realidad, regirse por unos parámetros, disponer de un marco de actuación y luchar después por superarlo, por ensanchar su perímetro. Gabriel García Márquez relataba en sus memorias que necesitaba prefijar con exactitud el número de páginas que va a contener su libro antes de empezar a escribirlo.
El límite siempre entraña una renuncia que confirma el dicho: “quien algo quiere, algo le cuesta.” Jesucristo sentenció en una ocasión: “No está hecho el hombre para las normas, sino las normas para el hombre.” Significa que el prefijar límites debe formar parte de una estrategia para avanzar, nunca de una coartada para estancarse.

Si conocemos los parámetros de nuestra situación, sabremos cómo superarla. Llegar al fondo de una piscina (su límite) nos permite propulsarnos con fuerza hacia el exterior. La norma es pues una herramienta al servicio del ser humano, nunca una faja para limitarlo.Las normas y los límites son una garantía de nuestra seguridad y evitan, en cierto modo, que nos perdamos por las ramas de la vida. Por lo tanto, serán un paso obligado para alcanzar la felicidad.

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Tristán Llop
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1 comentario:

Anónimo dijo...

me gusta como lo explicas.Veo una carta de tarot ilustrando tu articulo,podrias explicar las correspondencias con los arcanos?