No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy

Es curioso a veces constatar el valor profundo que pueden tener los dichos populares.

Estamos viviendo momentos convulsos. Se producen terremotos en distintos puntos del planeta, inundaciones, incendios, corrimientos de tierras, a nivel general. Depresiones, ansiedad, sensación de andar extraviados, pérdida de apetito, desenfoque de objetivos, a nivel personal...

Son numerosas las personas que acuden a mi consulta o a mis talleres para que las oriente o, mejor dicho, para que las re-oriente. Me preguntan la razón por la cual estamos viviendo tantos movimientos por dentro y por fuera.

Se habla del cambio climático, del cambio del eje magnético de la tierra, de cambios en la estructura del ADN, de cambios, de cambios, de cambios…

Esa es precisamente la clave: el cambio. El título de este artículo pretende dar una clave importante para entender lo que está sucediendo: no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy:

El universo tiene una paciencia infinita con nosotros y cuando le decimos, “déjame dormir un poquito más… déjame desperezarme… que se está muy calentito en la cama… mañana lo hago…” Cuando le vamos poniendo excusas al cambio inexorable que demanda nuestra vida, el universo nos da margen. Hasta que llega un día en que llegamos al límite y estamos obligados a movernos.

Entonces es cuando llega el cataclismo, entonces es cuando el mundo se nos cae encima, es cuando nos vemos impelidos a dar el paso hacia delante, ese paso que debíamos dar hace mucho.

No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy significa que demos el paso antes de que las circunstancias nos obliguen, que nos movamos, que iniciemos cambios en nuestra vida, que nos espabilemos.

En tus manos está decidir si te mueves o si esperas a que te muevan.

Tristán Llop, la búsqueda del tesoro interior
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