Para la crisis, lo mejor...

Este artículo está directamente relacionado con la realidad del momento y, más concretamente, con una anécdota que acabo de vivir en estos días.

La semana pasada fue el cumpleaños de mi hijo y compramos un Massini (un pastel de nata y chocolate) en nuestra pastelería de toda la vida…

Al comerlo nos dimos cuenta que habían cambiado la composición. Habían retirado la capa de debajo de chocolate y galleta crujiente, habían aumentado considerablemente la cantidad de bizcocho (el pastel había subido en altura y perdido base) y habían reducido la nata y el chocolate. Mi hijo, que generalmente devora estos pasteles, dejó la mitad en el plato y los demás nos esforzamos por terminar nuestro trozo.

Tenemos otro cumpleaños esta semana y habíamos encargado otro Massini. Llamé a la pastelería para ver si podían hacerme el modelo que nos gustaba y me contestaron que a partir de ahora todos serían como el último. Anulé mi pedido y mis hijos me han pedido que cambie de pastelería.

Esta anécdota me ha hecho vivir una de las repercusiones de la crisis. Algunos comerciantes tienen la idea equivocada que para combatirla es necesario reducir costes bajando la calidad de los productos que venden (pero manteniendo el precio). A lo único que les llevará esta política es a perder más clientes.

Cuando pasamos por un mal período, cuando asoma la crisis, debemos dar lo mejor que hay en nosotros mismos. Es el momento de ser generosos, de abrir nuestro corazón, de regalar sonrisas y de entregarnos, porque ésta es la mejor manera de exhortar los malos tiempos.

Para la crisis, lo mejor...


Tristán Llop, Talismanes y Amuletos para una nueva Era
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