Contra el horror, el Amor

A menudo vemos en diferentes lugares del mundo como la sinrazón absurda de la violencia trata de imponerse a la lógica de la evolución. A veces esa violencia viene de la mano de la naturaleza, como los recientes terremotos en Haití y Chile, las inundaciones en España, los corrimientos de tierra en Italia. También tenemos los ataques terroristas en Iraq o Afganistán. Lo que me ha llevado a escribir este artículo es la necesidad de expresar que el único antídoto contra la barbarie, la tristeza o la sinrazón es el Amor.

El universo se mueve, básicamente, a través de la emoción. Así, cada vez que sucede un hecho execrable, la lectura o la visión de la noticia mueve en nosotros una emoción... Cuando vemos los terremotos o los sunamis, se suscita en nosotros (normalmente) un sentimiento de compasión y tenemos ganas de ayudar a los damnificados, de enviarles víveres, cosas de primera necesidad.

En cambio, cuando tiene lugar un atentado el sentimiento que genera es el opuesto, mueve en nosotros la rabia, el rencor, el odio. El problema es que estos sentimientos llenan el depósito del que se surten los malhechores, llamado en cábala el Egregor negro.

De este modo, la mayoría de veces sin saberlo, llenamos ese depósito para que estos agentes de Lucifer puedan recargar sus armas.

Deberíamos hacer exactamente lo contrario, sobreponernos a la mala noticia y empezar a emitir Amor, hacia las víctimas, hacia el lugar donde se ha producido la catástrofe, el atentado y también hacia los que lo han ejecutado para neutralizarlos. De este modo estaremos transmutando esa mala energía y llegará un día en que les faltarán balas para cargar sus fusiles.

Por otro lado, existe otra razón por la cual es importante mandar Amor en lugar de odio y es que todo lo que emitimos regresa a nosotros como un bumerang. Así que mejor enviar flores que cañonazos.

Propongo pues, que todo el que lea este artículo pase 3 minutos enviando amor a los lugares del mundo en que sabe que se ha producido una catástrofe natural, como Haití, Uganda o Chile, un acto de violencia, entre ellos España (castigada con la violencia contra las mujeres). Esta será la manera de empezar a crear una masa crítica.

Que el Amor rebose en vuestros corazones.
Tristán Llop, la búsqueda del tesoro interior
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Masonería, el código de la Luz

Kabaleb y Kashiel (Tristán Llop)
222 páginas
ISBN: 978-84-95973-35-6
Tapa: 14.30 x 21
Publicación: 2007
La masonería es un camino iniciático que debe acercarnos a un mundo de valores nuevos, a través de los cuales podamos ser capaces de comprender un poco mejor lo que sucede tanto en nuestra vida como en nuestro entorno.

Vivimos inmersos en un mar de símbolos que aparecen en los sueños (cuando dormimos) o en las anécdotas (cuando estamos despiertos), y que llaman nuestra atención para que los analicemos. El Código de la Luz nos permitirá descifrar esas imágenes, marcándonos una línea a seguir para estar en consonancia con nuestra propia línea de evolución...

El camino de la luz es el camino del conocimiento. Para recorrerlo con garantías, es preciso conocer el significado de las señales que vamos encontrando. Familiarizarnos con el código es el primer paso para traspasar la frontera de la incomprensión, lo cual nos ayudará a dar mayor sentido a nuestra vida y a ser más felices.

Este libro también marca un punto de reconciliación entre masonería y catolicismo (ya que explica las razones por las cuales ambas corrientes se han enfrentado) y nos revela cómo están unidas de forma natural.

KABALEB (1927-1991), astrólogo y cabalista, compatibilizó su trabajo de periodista con el de escritor. Fue maestro masón de grado 33 y fundador de la primera logia de España, Sant Joan de Cataluña núm. 1. Formó una escuela de cábala (ETU), que se extendió por medio mundo. Algunos de sus libros han sido editados, además de en España, en Italia, Francia, Alemania, Portugal y Costa de Marfil.

KASHIEL, hijo de Kabaleb, ayuda al desarrollo de la obra de su padre. Es Maestro masón desde hace veinticinco años y Past Master de su logia, Sant Joan de Cataluña. Ha dirigido durante diez años un centro de crecimiento personal: Nekuda. Imparte conferencias y seminarios en distintos países, y ha publicado: "Tú decides", "El porqué del silencio" y "Guía de respuestas de los 72 genios de la Cábala" (éste último, en esta misma editorial).
Tristán Llop (Talismanes y Amuletos para la nueva Era)
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Los niños y las pesadillas

Sabemos que dormir es primordial para el equilibrio cuerpo-mente. Pasamos por un momento un poco convulso, en el que todo se mueve a un ritmo frenético. Las semanas se suceden sin que casi nos enteremos y las anécdotas se repiten sin darnos tiempo a analizarlas.

En medio de este movimiento nos encontramos que nuestros hijos avanzan mucho más deprisa que nosotros y tienen una sensibilidad mayor respecto a las energías que se mueven a su alrededor. Aparecen entonces las pesadillas, las visiones, los nervios, las inquietudes, la rebeldía, el desasosiego por ignorar lo que les está pasando...

La falta de información y las carencias en nuestra educación hacen que nos sintamos impotentes cuando nuestro hijo se despierta llorando a media noche y nos explica que ha visto un muerto, un monstruo o una bestia en su habitación.

Lo más importante, ante esta situación, es que el niño sienta que le comprendemos, que le hacemos caso. Si nos dice que hay un monstruo detrás de la cortina, debemos ir a buscar una escoba y liarnos a escobazos con la cortina, echando al intruso como si estuviera allí físicamente. Esto tranquilizará mucho a nuestro retoño.

Al día siguiente, cuando esté en el colegio, echaremos sal en el suelo de su habitación o en el de toda la casa (empezando siempre por el fondo y acabando por la puerta de entrada para evitar pisarla). La dejaremos 3 horas y la barreremos, tirándola de inmediato al container de la basura. La sal es un potente limpiador que regenerará la energía.

Si las pesadillas se repiten, será bueno ponerle una pequeña luz (durante unos días) cerca de su cama, si es posible una vela (teniendo cuidado de ponerla en un plato con agua, o en una lámpara de sal, de manera que sea imposible cualquier accidente). Al encender la vela es preciso pensar que la luz ilumine la habitación. También resultará útil hacerle una oración (un Padrenuestro o una oración a los ángeles) antes de que se duerma.

Dado que el nivel de sensibilización a nivel planetario es mucho mayor que antes, los niños captan los cambios de humor como si se los inyectaran en vena. Esto significa que es importante intentar que nuestros hijos se vayan a la cama sin haber vivido violencias de ningún género, empezando por la de la tele. Pero resulta tan relevante impedir que ellos las vean como evitar verlas nosotros, ya que ellos captan nuestro estado de ánimo y les afecta de forma directa.

Lo ideal sería que antes de ir a dormir podamos serenarnos con una lectura agradable (2 o 3 páginas, lo justo para desconectar), con una música relajante, con una conversación dulce, sobre un tema que suscite en nosotros buenos pensamientos o incluso con una oración hecha a conciencia. De este modo estaremos transmitiendo estas vibraciones a nuestro hogar y a nuestros hijos, mejorando ostensiblemente la convivencia.

En lugar de plantearos si lo dicho es cuestión de fe, os invito a que hagáis la prueba y durante 3 días realicéis un esfuerzo para que por las noches en vuestro hogar reine la armonía. (Este ejercicio está especialmente indicado para los padres que tengan adolescentes en casa).

Espero que me mandéis los resultados, dulces sueños.
Tristán Llop (Talismanes y Amuletos para la nueva Era)
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