Estaba, como cada semana, viendo el partido de futbol de mi hijo y, una vez acabado, tuve una especie de iluminación (otros lo llamarían una tortilla de neuronas) y empecé a plantearme el auténtico rol que juegan los árbitros.
Es evidente que un árbitro es un juez en el terreno de juego y se encarga de administrar la justicia, pero ¿acaso tiene otras atribuciones cósmicas, alguna función secreta, un objetivo misterioso que nadie se imagina? ¿Son agentes del karma? ¿Puedo liquidar mi karma haciendo de árbitro?...
Pensaréis que he visto algún platillo volante este fin de semana, y lo cierto es que estoy un poco alucinado con mi descubrimiento. Me explico.
Desde hace 14 años, vengo asistiendo de forma ininterrumpida a partidos de futbol dentro de mi pasión de padre, pero nunca y repito, nunca he visto un encuentro en el que las dos aficiones estén de acuerdo con la actuación del árbitro. Es más, en el 99.9% de las veces, lo más suave que le han dicho al colegiado es inútil.
Hasta aquí nada nuevo, ya que cualquiera que haya acudido a un encuentro (o que lo haya visto por televisión con amigos, familiares), sabe de qué hablo. La novedad estriba en que me he planteado la labor profunda de los árbitros. Primero, el hecho de que vayan vestidos de negro (aunque algunos ahora se cambian de color) ya marca una relación con el planeta Saturno, el que se asocia más directamente con el karma. Y segundo, ¿conocéis alguna figura en cualquier ámbito de nuestra sociedad que sea capaz de aglutinar tanta rabia y tantos insultos hacia su persona, semana tras semana?
Fijaros que los árbitros tienen la habilidad de mover las más bajas pasiones de la gente y personas que, aparentemente, son muy tranquilas durante la semana, cuando se ponen delante de un partido se transforman. ¿Sucede esto por casualidad?
Yo acabo de llegar a la conclusión de que los árbitros son agentes del karma. Para llegar a ella me he formulado esta pregunta ¿y si, de forma inconsciente, ellos hubieran pedido liquidar cada domingo (o sábado) una ración intensiva de su karma? Imaginaros por un momento lo que representa que te insulten todas las semanas durante años. La paga es mísera y nadie se dedica a ello como profesión, sino por vocación. Así, voluntariamente, uno se pone delante de un grupo de gente que escupe todas sus bajas emociones durante 180 minutos. Es como esos payasos de feria que ponían la cara para que hicieran puntería con tartas y les dieran en la cara.
Pero este pensamiento me lleva más lejos, siguiendo el hilo argumental, ¿y si decidiéramos, para liquidar una parte de nuestro karma, hacer de árbitros una vez por semana? Es decir, ¿y si estuviéramos dispuestos a dejar que los demás se metan con nosotros, nos digan lo mal que trabajamos, que amamos, que cocinamos, sin reaccionar? ¿Os imagináis la cantidad de karma que podríamos liquidar de una sola tacada?, me suena a la 3ª Bienaventuranza: “Bienaventurados los mansos, ya que ellos heredarán la tierra”.
Algún día tendré que plantearle mi teoría a un árbitro, quizá cuando mi hijo deje de jugar al futbol.
Tritán Llop, Talismanes y Reflexiones para una nueva Era