Desde hace algún tiempo, en España estamos asistiendo a una lucha fraticida entre los miembros de un mismo partido político. La dirección del partido quiere pasar página, después de haber perdido las elecciones por segunda vez consecutiva y renovarse, realizando cambios en su política. El ala dura del partido, en cambio, pretende dejar las cosas como estaban y seguir el camino de siempre.
La gota que ha colmado el vaso la ha puesto una dirigente regional, que fue testigo de un atentado terrorista y que bajo ningún concepto está dispuesta a ceder un ápice en su visión personal de cómo vencer el terrorismo.
Con esta perspectiva se me hace evidente la necesidad de hablar del perdón como factor de avance…
Cuando mantenemos un sentimiento como el odio, el rencor, las ansias de venganza, contra una persona, sin darnos cuenta estamos alimentando los mismos sentimientos en nuestro enemigo, lo cual hace que esa relación se mantenga en el tiempo. De este modo una parte de nosotros se queda anclada en el pasado y nos amargamos cada vez más, porque los malos sentimientos desgastan y nos alejamos día a día de la felicidad.
En cambio, cuando perdonamos o pedimos perdón, es como si estuviéramos rompiendo los lazos de esa enemistad y, por consiguiente, como si firmáramos nuestra carta de libertad. A partir de ese momento dejamos de estar atrapados en el tiempo y nuestro reloj corre de nuevo hacia delante.
Algunos creen que el perdón está relacionado con la práctica de una religión, pero nada más lejos de la realidad. Si queréis comprobarlo sólo tenéis que hacer la prueba y durante 3 días consecutivos realizad este sencillo ejercicio:
Pensad en una persona con la que tengáis un contencioso abierto; perdonarla por lo que os haya hecho y pedidle perdón por lo que hayáis podido hacerle inconscientemente. Veréis como al cabo de poco un sentimientos de libertad recorre vuestro cuerpo.
Tristán Llop (Talismanes y Amuletos para una nueva Era)