La justicia

He recuperado un texto escrito por mi padre Kabaleb, hace 26 años, pero que creo está plenamente vigente. En todo caso tú puedes juzgarlo.
He querido que tú seas,
el mensajero de mi justicia,
la persona que siente las adversidades ajenas 
como si le arrancaran a jirones su piel
de modo que para poner fin al suplicio
es necesario intervenir, hacer algo, pronto y con vigor...
Así quiero que actúes en mi nombre,
con toda la vehemencia de que tu verbo es capaz,
para que la inocencia del inocente sea notoria,
para que la falsedad del falso testigo se evidencie.
Tu misión consiste en reconocer lo verdadero entre la diversidad de lo falso.
Quizás tu habilidad te permita fácilmente reconocerlo
en el mundo de las relaciones sociales,
pero es en tu propio interior que quiero que escarbes 
y que efectúes ese triaje supremo;
porque si dentro de ti los valores están mezclados,
o podrás discernirlos en el exterior,
y entonces no serás más que un abogado listo,
un promotor de pleitos para tu gloria personal.
En tu mano está, el que seas un ser justo
y éste es tu trabajo humano en la presente encarnación.

Este texto pone el acento en la importancia de reconocer en las anécdotas y sucesos que nos rodean, la parte de nosotros que se ve involucrada. Si comprendemos que lo de fuera es un reflejo de lo que vivimos dentro, debemos ser más comprensivos con los errores ajenos para que nos resulte más fácil reconciliarnos con la tendencia que esa actuación representa en nosotros.

Recuerda que si este texto te parece interesante puedes compartirlo.

Tristán Llop

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