He
querido que tú seas,
el
mensajero de mi justicia,
la
persona que siente las adversidades ajenas
como si
le arrancaran a jirones su piel
de modo
que para poner fin al suplicio
Así
quiero que actúes en mi nombre,
con
toda la vehemencia de que tu verbo es capaz,
para
que la inocencia del inocente sea notoria,
para
que la falsedad del falso testigo se evidencie.
Tu misión
consiste en reconocer lo verdadero entre la diversidad de lo falso.
Quizás
tu habilidad te permita fácilmente reconocerlo
en el
mundo de las relaciones sociales,
pero es
en tu propio interior que quiero que escarbes
y que
efectúes ese triaje supremo;
porque
si dentro de ti los valores están mezclados,
o
podrás discernirlos en el exterior,
y
entonces no serás más que un abogado listo,
un
promotor de pleitos para tu gloria personal.
En tu
mano está, el que seas un ser justo
y éste
es tu trabajo humano en la presente encarnación.
Este
texto pone el acento en la importancia de reconocer en las anécdotas y sucesos
que nos rodean, la parte de nosotros que se ve involucrada. Si comprendemos que
lo de fuera es un reflejo de lo que vivimos dentro, debemos ser más
comprensivos con los errores ajenos para que nos resulte más fácil
reconciliarnos con la tendencia que esa actuación representa en nosotros.
Recuerda
que si este texto te parece interesante puedes compartirlo.
Tristán
Llop
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