Explicaba
que habían constatado que si a una persona le dices que le inyectas morfina,
ésta tiene el doble de efecto que si no lo sabe... (sigue)
En otro experimento le daban a un enfermo con
problemas gástricos y vómitos un jarabe, diciéndole que le curaría. El
medicamento era para causar vómitos. El resultado fue espectacular, al cabo de
media hora el paciente estaba bien y cuando le hicieron los exámenes internos,
para ver si sólo se trataba de una sugestión o si realmente se había curado,
vieron que su mejoría era notoria.
Si
interpretamos estos datos a otro nivel, nos damos cuenta que el poder de la sugestión
es enorme o, dicho de otro modo, que podemos controlar nuestra vida a través de
nuestros pensamientos. El problema radica en que debemos creérnoslo.
A priori
parece más fácil creer a un médico con una bata blanca que nos dice muy serio
que esa pastilla nos curará, que autosugestionarnos pensando que a través de un
pensamiento recurrente podemos eliminar cualquier dolor. Pero la ciencia ya lo
está probando, cuando nos dicen que nos administran morfina, damos la orden al
cerebro para que genere endorfinas.
¿Qué
esperamos pues para ordenar a nuestra mente que seamos felices, prósperos,
sanos, dulces, armoniosos, etc…
Ya sabes,
si te parece interesante el artículo, compártelo.
Tristán
Llop
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